el 09 de marzo del 2021
De qué va
Un tugurio de Las Vegas va a cerrar definitivamente sus puertas. Un antro en el que veteranos de guerra, alcohólicos, bohemios, artistas transexuales, obesos adictos al LSD aficionados a ir sin pantalones y gente de la que nadie diría que ha triunfado en la vida, llevan reuniéndose desde hace tiempo. Juntos han construido una familia marciana, unida por la soledad, el desamparo y una profunda tristeza vital que solo se ahoga en litros de alcohol. En la última jornada del The Roaring 20’s una serie de extravagantes personajes dicen adiós a las paredes que han sostenido su amargura.
Nombres propios
Los hermanos Bill y Turner Ross han filmado un espejismo de documental en el que la sensación de narratividad y puesta en escena no es casual. Y es que en realidad, ni el The Roaring 20's es un bar de Las Vegas, ni los borrachos deprimidos que pasan esa última noche bebiendo, llorando y bailando son borrachos deprimidos. Mike, por ejemplo, el melenudo con el que se abre y se cierra la película, es en realidad Michael Martin, un popular actor amateur de Nueva Orleans, donde en realidad se rodó el film. ¿Resta esto autenticidad a la propuesta? En absoluto, pues en esa mezcla de guion e improvisación, de actores semiprofesionales y bebedores profesionales, de calculada narratividad y apariencia caótica, se esconde un retrato de línias muy bien definidas del reverso del sueño americano, ese que asoma en la pantalla del televisor del bar con imágenes de cruceros de lujo, concursos de televisión y películas clásicas de Hollywood. De hecho, hay rimas consonantes entre algunos pasajes de la película y las imágenes de televisión, síntoma más que evidente de que estamos ante un fresco perfectamente estudiado pero que destila espontaneidad. Y aunque aquí no hay grandes discursos ni consciencia de clase, estamos quizás ante "El año del descubrimiento" de la América de Trump, ese que podrían protagonizar Barnie, Homer, y el resto de clientuchos del Bar de Moe.
Te gustará si te gusta
- El remake no confeso de “On the Bowery”, de Lionel Rogosin.
- El tono elegíaco de películas como “El último show”, de Robert Altman.
- “Fat City”, de John Huston, una de las mejores películas sobre el arquetipo del perdedor en USA.
- El juego entre documental y ficción dentro de un bar de "El año del descubrimiento".
- Imagina a Bukowski relatando el último día de vida del Bar de Moe.
En un tuit
Hay un instante de BLOODY NOSE, EMPTY POCKETS, que se emparenta con una de mis secuencias musicales favoritas del cine (en "Gummo" de Harmony Korine) y me hace pensar que el Cryin' de Orbison es la canción perfecta para los perdedores y desarrapados de la América q no sale en tv pic.twitter.com/1PgWTbCN77
— Gerard Cassadó 🔻 (@Gerard_ACassado) March 8, 2021