el 25 de octubre del 2020
De qué va
Parte de la juventud actual pugna por no quedarse dormida en clase de Conocimiento del Medio; otros sueñan con ser “creadores de contenido” y los gilis siempre serán los que jugaban al ajedrez en el recreo. No siempre fue así, como demuestra Beth Harmon, un alter ego igual de autista que Bobby Fischer. Huérfana y superdotada del ajedrez, es descubierta por el celador del orfanato y adoptada por un matrimonio en el que la esposa prefiere matarse a antidepresivos antes que seguir tocando a Satie en su salón lleno de terciopelo y caspa de comercial. Harmon comienza a participar en campeonatos porque quiere ser la mejor y porque en plena Guerra Fría los soviéticos mandaban sobre el tablero, al menos en el de ajedrez. Ser mujer, confidente y superdotada en los 50 es un reto mayor que memorizarse todas las aperturas de Capablanca.
Nombres propios
Scott Frank es un tipo que busca encontrarse a sí mismo como cineasta y ahora decide dárselas de experto retratista de personajes. Después de “Caminando entre las tumbas” y una miniserie que revalorizaba el western como “Godless”, ahora se adentra en un drama cuya figura más potente es una Anya Taylor-Joy (“La bruja”) que lo da todo para que el guion no se quede en otra estúpida serie de Netflix que usa la performance reivindicativa de género para almidonar su algoritmo. Es ella la que consigue eso y que “Gambito de dama” no sea un biopic revisionista sobre Bobby Fischer. El delicado balance entre drama íntimo y el uso del ajedrez (todo jugador se exhibe a sí mismo en el tablero) como reflejo de la primacía del intelecto sobre el orden social consiguen que la serie, por momentos, no sea otro heritage drama (un drama patrimonial) confeccionado para mostrar el lustre del pasado estadounidense bajo una nueva pátina de neoconservadurismo.
Te gustará si te gusta
- Tanto en sus buenos momentos de reivindicación social como en sus malos instantes de propaganda moral, una extensión de lo visto en “Masters of Sex” o “La maravillosa Sra. Maisel“.
- Quienes jugamos al ajedrez seguimos esperando una buena película o serie sobre el mismo, mientras tanto, nos quedará la irregular “La defensa Luzhin”.
- “Godless”, la anterior revisión del género (esta vez el western) en clave femenina de Scott Frank.
En un tuit
No sé quién gana:
— Javier Acevedo (@cosmorfismo) October 24, 2020
a) Netflix con jaque al intelecto con su enésima serie "patrimonial" que actualiza el pasado con pátina neoconservadora.
b) Kasparov sacrificando peones de dignidad para que Taylor-Joy visibilice el potencial del juego.
El espectador, en tablas, como siempre. pic.twitter.com/HNK0GTbEIn