el 08 de septiembre del 2020
De qué va
Viyada es una actriz de culebrones tailandeses que necesita renovarse o morir si alguna vez quiere ser la Gena Rowlands del país asiático. Su marido Jerome es un escultor que da forma a penes, vaginas y otros recipientes eróticos porque es incapaz de tener una erección. Esa disfunción eréctil puede provocarla el hecho de compartir creencias con un grupo de eunucos sectarios comandados por El Santo. Tras un accidente de tráfico provocado por el estrés y el hartazgo al que se ve sometido Viyada, esta conoce a Guy. Guy es un tipo raro que no sabes si vende seguros o ahorca gatos y que cuida a su madre enferma en un cochambroso cuchitril. No tarda en decir que es asesino a sueldo y que, por un módico precio, puede librarse de Jerome. Viyada acepta, pero como era de esperar Guy es un inútil y el asesinato no sale según lo planeado. A partir de ese momento, este puzle de memorias, de flashbacks e identidades cruzadas se desboca y Viyada está lista para el papel de su vida.
Nombres propios
El nombre de Pen-ek Ratanaruang no te sonará a nada o, como mucho, a la copia de Aliexpress del satisfyer masculino. Sin embargo, Ratanauruang es uno de los más prometedores cineastas tailandeses cuya especialidad es jugar con los géneros y personalizarlos según su particular visión de un realismo mágico un poco perverso. “Headshot” era otro neonoir que usaba la memoria para deconstruir la violencia sistémica del país asiático, y “Vidas truncadas” se convertía en su mejor película combinando yakuza, surrealismo y una mujer fumeta. A Ratanauruang le encanta pervertir el neonoir y jugar con la linealidad del relato en una suerte de trampantojo de “Forajidos”.
Te gustará si te gusta
- El thriller español más obsesionado con deconstruir el género: “El muerto y ser feliz”, de Javier Rebollo, o “Magical Girl”, de Carlos Vermut.
- “The Sinner”: porque los perturbados no conocen fronteras.
- Peter Greenaway en “Conspiración de mujeres” jugando con los límites de la representación.
- Los juegos de espejos de Orson Welles en “La dama de Shanghai”.
En un tuit
'Samui Song' funciona cuando aliena el neonoir y desmonta su condición dramática. Ratanaruang vuelve a 'Vidas truncadas' y usa el thriller como juguete cruel y desmemorizador.
— Javier Acevedo (@cosmorfismo) September 8, 2020
Una actriz de culebrón, un asesino torpe y un marido sectario: Javier Rebollo habla tailandés. ?Filmin pic.twitter.com/0vErMKGzRd